26 nov 2008

¡GRACIAS!


Alguna vez alguien me dijo que "cualquier güey es licenciado, pero no cualquiera es güey". Dejo a su consideración esa frase.

El punto es que aunque pareciera que es sólo un papel más y para muchos no tiene mayor significado, ya sea porque las aulas fueron un tormento, porque no querían esa carrera o porque los obligaron por capricho de los grandes, para mi este papel ha resultado una gran satisfacción, y no porque me sienta más que otros al poner en una tarjeta de presentación "Lic. R....", sino porque veo en ese documento el cierre de la etapa más grande de la vida.

Titularse es el punto final de una historia, que bien puede continuar, que inició desde que en casa nos enseñaron a hablar, cuando pisamos por primera vez un salón y aprendimos las vocales y los números. Es el cierre de un camino sinuoso, lleno de tropiezos, de quebrados, de enunciados y por qué no, de aplausos.

En ese andar escolar entre libros, cuadernos, cooperativas, festivales, colegiaturas, exámenes, uniformes, tareas, juegos y exposiciones, nunca caminamos solos. Siempre estuvieron ahí los valiosos maestros, los compañeros, los amigos, pero sobre todo, la familia y Dios, quienes te vieron caer, llorar y disfrutar. Un sin fin de personas escribieron páginas en esos anuarios que, aunque hoy se niege, algún día vamos a añorar.

Por ello, debo agradecer por haber tenido la oportunidad de estudiar, de ser LIBRE, de aprender que nunca dejaré de aprender, y de prepararme como profesional y como ser humano, porque simplemente... de esta época me llevo TODO.

Agradezco a los que siempre estuvieron y hoy ya no están, y a los que permanecen de este lado, les aseguro que no los voy a defraudar.

No me queda más que cerrar este capítulo con la mayor tristeza y felicidad posibles y decirme y decirles a todos: ¡MUCHAS GRACIAS!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Le digo, licenciado, muchas felicidades. No veas las cosas como defraudación, mientras no lo hagas contigo, no lo harás con el mundo.