23 feb 2009

Reseña Slumdog Millionaire

Rara vez una cinta que gane Óscares es buena y no por su calidad en sí, sino por la poca credibilidad de La Academia, tanto por sus jueces amigos vecinos compadres esposos de los participantes, como por las innumerables quinielas de la prensa. Si quedara alguna duda, podemos recordar "Titanic".

No obstante, la cinta que ayer se llevara ocho de las diez más famosas estatuillas para las que estaba nominada, dejando atrás aclamadas expectivas como El curioso caso de Benjamin Button, resultó una revelación, con un tema que por su nombre en sí no llama mucho la atención, pero que una vez sentado, la narrativa visual, las complicadas locaciones, la música y la historia de Jamal Malik te dejan literalmente sin aliento.

Nuestro personaje principal lo conocemos desde temprana edad en las hacinadas calles de Mumbai, India, un país que como potencia en potencia, es enigmático y poderoso tanto en sus éxitos globales, su crecimiento económico y su industrialización, como en su precaria calidad de vida, guiada por la sobrepoblación en extrema pobreza y los males sociales que ésta conlleva.

Jamal decide participar en el programa televisivo más seguido del lugar, "¿Quién quiere ser millonario", el cuál consiste en preguntas y respuestas. Para sorpresa de todos, el insignificante muchacho llega a la última etapa. Policías y espectadores deciden si hizo fraude, pero el primer cuestionamiento del filme será el que todos algún día nos hemos hecho y que tarde o temprano habremos de responder.



Simon Beaufoy (The Full Monty) escribió el guión basándose en la novela Q and A, de Vikas Swarup, aunque el director Danny Boyle (Trainspotting) confiesa haberse inspirado en tres cintas del no tan prestigiado cine indio de Bollywood, mismas que le dieron "un trabajado e hipnótico retrato del sub-mundo de Mumbai".

"Slumdog Millionaire" es ganadora del premio a la mejor película en el Festival Internacional de Cine de Toronto, galardonada por la National Board of Review, la más premiada en la sexagésimosexta entrega de los Globos de Oro y la sensación de la noche de ayer al llevarse ocho Óscares, incluyendo los dos más importantes, "Mejor película" y "Mejor director".

Excelentes encuadres, múltiples colores emocionales, una banda sonora de A. R. Rahman totalmente diferente, con acordes hindúes que no tienen nada que ver con National Geographic, y actuaciones muy bien dirigidas, como la de Ayush Mahesh Khedekar, el pequeño Jamal, y la de la bella Freida Pinto, la amada Latika de nuestro protagonista, hacen de esta película un obligado en todo acervo fílmico personal y profesional.

20 feb 2009

¿EL AMOR EN TIEMPOS DE CRISIS O LA CRISIS DEL AMOR?

Ni en toda la literatura que se conoce ni en todas las veladas bohemias desde el inicio de la humanidad se ha podido concluir algo concreto sobre el significado del amor y su factor motivamente de la vida misma, biológica y espititualmente hablando; y no por falta de intentos, sino porque el amor es algo que se vive de manera única y particular en cada ser.

No obstante, en los inicios de un nuevo milenio, podemos apreciar un gradiente bastante notorio en lo que antes respresentaba amar y expresar dicho sentimiento a lo que hoy vislumbramos en una época llena de odio, desinterés, apatía (aphatos), hipocrecía y falta de compromiso (promesa compartida).

Bien cita B en su blog "El Mío de Mí", la facilidad crédula con la que actualmente se puede amar y ser amado, y la ligereza con la que se toma la expresión, que antaño valiosa, ahora es una burda frase hecha o cliché manifestado sin compasión.

La falta de valores, de anhelos y de metas, cuyo origen y efecto radica en la falta de amor, es tangible en cada nota del periódico, en cada serie de televisión, en cada azote de los hacendados vestidos de traje, en cada perfil de facebook, en los estribillos de cada mail o de un mensaje de celular, en cada sitio pornográfico o en cada "parejita" besándose y al mismo tiempo pensando en otro u otra, en quién será el siguiente o a ver quién paga la cuenta. Cada desdén o cada intimidad contada a una "amistad" se puede traducir en infidelidad o en deslealtad, no tanto hacia el otro, sino a uno mismo.

Tanto así que el fruto de una relación y su debiera más bella y sincera culminación, hoy es el mayor motivo de estrés y de asesinatos. Claro, ¡después de hacer el amor!.

Y mejor no toquemos terrenos escabrosos y antiquísimos como la religión, la guerra, el narcotráfico, la hambruna, la contaminación, la pobreza extrema o las enfermedades, porque las novelas se quedan y quedarán cortas. Platón, Virgilio, Shakeaspeare, Goethe, Neruda, Nezahualcóyotl, Gandhi, Álvaro Carrillo y hasta Woody Allen jamás vislumbraron la crisis que enfrentaría el amor con el sólo cambio de siglo y la vuelta a la página de la desesperanza.

Hoy no se cree en nada ni en nadie, mucho menos en sí mismo. ¿Será que la globalización, la alza del dólar, los embates crediticios e hipotecarios, la mercancía china o el ínfimo poder adquisitivo de la mayoría están subastando la posibilidad de amar y de avanzar tomados de la mano? ¿O definitivamente nos estamos enfrentando a un innegable fin del mundo de las ideas y de la fe que no tiene otra solución que no sea un "Reset"?