20 feb 2009

¿EL AMOR EN TIEMPOS DE CRISIS O LA CRISIS DEL AMOR?

Ni en toda la literatura que se conoce ni en todas las veladas bohemias desde el inicio de la humanidad se ha podido concluir algo concreto sobre el significado del amor y su factor motivamente de la vida misma, biológica y espititualmente hablando; y no por falta de intentos, sino porque el amor es algo que se vive de manera única y particular en cada ser.

No obstante, en los inicios de un nuevo milenio, podemos apreciar un gradiente bastante notorio en lo que antes respresentaba amar y expresar dicho sentimiento a lo que hoy vislumbramos en una época llena de odio, desinterés, apatía (aphatos), hipocrecía y falta de compromiso (promesa compartida).

Bien cita B en su blog "El Mío de Mí", la facilidad crédula con la que actualmente se puede amar y ser amado, y la ligereza con la que se toma la expresión, que antaño valiosa, ahora es una burda frase hecha o cliché manifestado sin compasión.

La falta de valores, de anhelos y de metas, cuyo origen y efecto radica en la falta de amor, es tangible en cada nota del periódico, en cada serie de televisión, en cada azote de los hacendados vestidos de traje, en cada perfil de facebook, en los estribillos de cada mail o de un mensaje de celular, en cada sitio pornográfico o en cada "parejita" besándose y al mismo tiempo pensando en otro u otra, en quién será el siguiente o a ver quién paga la cuenta. Cada desdén o cada intimidad contada a una "amistad" se puede traducir en infidelidad o en deslealtad, no tanto hacia el otro, sino a uno mismo.

Tanto así que el fruto de una relación y su debiera más bella y sincera culminación, hoy es el mayor motivo de estrés y de asesinatos. Claro, ¡después de hacer el amor!.

Y mejor no toquemos terrenos escabrosos y antiquísimos como la religión, la guerra, el narcotráfico, la hambruna, la contaminación, la pobreza extrema o las enfermedades, porque las novelas se quedan y quedarán cortas. Platón, Virgilio, Shakeaspeare, Goethe, Neruda, Nezahualcóyotl, Gandhi, Álvaro Carrillo y hasta Woody Allen jamás vislumbraron la crisis que enfrentaría el amor con el sólo cambio de siglo y la vuelta a la página de la desesperanza.

Hoy no se cree en nada ni en nadie, mucho menos en sí mismo. ¿Será que la globalización, la alza del dólar, los embates crediticios e hipotecarios, la mercancía china o el ínfimo poder adquisitivo de la mayoría están subastando la posibilidad de amar y de avanzar tomados de la mano? ¿O definitivamente nos estamos enfrentando a un innegable fin del mundo de las ideas y de la fe que no tiene otra solución que no sea un "Reset"?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Fatalista. Creo en todo lo que dices, confío en ellos, pero también debo mostrar mi desacuerdo. ¿Dónde queda entonces la esperanza y la fe en la gente? Sí, la frivolidad es lo de hoy, vivo de ella, en ocasiones me siento su estandarte, pero no por ello, dejo de creer que tarde o temprano amaré y me amarán.
La crisis es, sin duda alguna, eso. Y las crisis se sortean, al igual que el amor, al igual que la cobardía.

Unknown dijo...

Yo soy una romántica empedernida... no puedo evitarlo. Pero tengo que aceptar que no todos amamos de la misma forma, ni si quiera nosotros mismos amamos igual siempre. Cada relación tiene un tinte diferente, característico.

Lo que creo que pasa es que las nuevas generaciones están tan apuradas por experimentar que no se dan el tiempo de vivir cada situación. Muchos van de cama en cama creyendo que eso es amor y aterrándose con la posibilidad de un embarazo y viendo el aborto como una solución a "su problema". Eso no es la consecuencia de hacer el amor... eso es resultado de un acostón.

Si quieres amar a alguien, conócel@ antes de llevarl@ a la cama y si quieres que alguien te ame, dale la oportunidad de conocerte. Si algo me queda muy claro es que uno puede cambiar sus actitudes: en esta premisa radica la fe en la gente.

Shaman dijo...

El amor ha muerto, el hombre lo mató...

Algo parecido dijo Nietzsche acerca de Dios. Se refería al fin de la religión o a su metamorfosis en algo más...?

La transvaloración de los valores siempre es incierta.