No sé si mis estudios universitarios o los vestigios de mi toda poderosa y sabionda adolescencia me permiten cuestionar al célebre Rene Descartes, quien dejó para la posteridad la frase "Cogito Ergo Sum", ya que, o definitivamente me estoy hundiendo en la vorágine de la modernidad y la rutina o estoy dejando atrás todo interés por pensar o por existir.
Sería inócuo y eterno discutir sobre si piensas y luego existes en el terreno filosófico. En un nivel más mundano que nivel, me atrevo a decir que en ocasiones el intentar pensar limita tu visión de saber que existes, pero cómo saberlo si cuando más te esfuerzas por dilucidar aspectos que pasan desapercibidos por el común denominador, poco a poco empiezas a ser tú el que desaparece y deja de existir.
Voy a plantearlo en el más vulgar de los escenarios posibles. Si no te integras a páginas de internet que nulifican tu privacidad y te hacen por ello más popular y vulnerable a la vez, no estás "in", "a la moda", "con lo de hoy" o como se diga. Pero más triste y propio del vulgo es cuando esa amargura o visión por criticar lo que está frente a ti y esa no integración te afecta a pesar de que sabes que no tiene la menor importancia.
Dicen que el que es ignorante vive feliz. No lo sé y me niego a creerlo, pero al menos en estos últimos días, tal vez meses o años, me he dado cuenta que lo más vacuo es lo que más llena.
Comenzaré por dejar de pensar en esto y tal vez exista.
11 sept 2007
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2 comentarios:
Piensas demasiado... déjate fluir y ya, creo que es la mejor forma de darte cuenta de que existes. Aunque el resultado no es al momento... llega en su momento.
Definitivamente estás en el terreno dónde las cosas se separan a tal grado, que parecen independientes la una de la otra. Apelando a Ockham, para mí la respuesta más sencilla es que las dos cosas se dan al mismo tiempo.
Lo que pasa es lo mismo que cuando repites una palabra muchas veces, pierdes la semiótica y te quedas con la fonética; te extrañas y piensas que van por separado, pero la cosa es que no...
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